Por tanto nace en Bienvenida, pueblo conocido por ser cuna de la famosa dinastía de toreros, cuya cabeza fue la popular figura del “papa negro”, el día 2 de febrero del citado año.
Extremeño, solo de partida de nacimiento, va a Cádiz a los pocos días y de allí, a los pocos meses, emigrará la familia a Tetuán, capital de la Zona de Protectorado Español en Marruecos, donde su padre, telegrafista de profesión, ha conseguido un puesto de trabajo.
Allí corría la comida con facilidad y abundancia, estrategia de Franco para tener contentos a unos moros que, desde sus kábilas, no dejaban de ser un enemigo potencial.
En Tetuán, Arbide hace sus estudios primarios, el bachillerato del cuarto, sexto y “preu” y se inclina por las actividades que habrían de marcar posteriormente su vida: escribe en periódicos, dibuja murales, hace fotos, interviene en representaciones teatrales y, sobre todo, ve cine, mucho cine y sueña con llegar a ser director algún día. Esa pasión la sacia realizando “foto-novelas” con los compañeros de curso.
Arbide da sus primeros pasos en prensa escribiendo en el
periódico "Norte" de Acción Católica de Tetuán. 1957
Muy avanzados los años 50, Francia concede la independencia al Marruecos del sur, su zona de protectorado, lo que obliga a Franco a hacer lo mismo con el Protectorado del norte, lo que trae como consecuencia el retorno, en 1957, de la familia a España, asentándose en Sevilla.
(Para un mejor conocimiento de la etapa histórica descrita, remitimos a la obra de Joaquín Arbide “LOS AÑOS MOROS”. Ver datos en Libros.)
En Sevilla, Arbide finaliza en el Instituto San Isidoro el “preu” que había iniciado en Tetuán. Terminado éste intenta marchar a Madrid para estudiar en la EOC (Escuela Oficial de Cine), pero por dificultades familiares, se debe conformar con matricularse en la Facultad de Filosofía y Letras, lo que hace en el curso 1959-60. Durante los años de Universidad irá tomando contacto con el mundillo del teatro, la radio y el periodismo, actividades que, todas mezcladas, le van aproximando al, de momento, inalcanzable mundo del cine, actividades que irán evolucionando de la afición y el “amateurismo” a lo profesional, llegando a alcanzar un “modus vivendi”, que le supondrá la entrada en el mundo del periodismo profesional y, como consecuencia, el abandono de las prácticas académicas, dejando la carrera cuando lo quedaba un curso para terminar.
Como consecuencia de uno de los estrenos que realiza con el TEU del Distrito Universitario de Sevilla, es reclamado por el periodista sevillano Manuel Benítez Salvatierra, para que se incorpore a la nueva emisora de radio “La Voz del Guadalquivir”, perteneciente a la CES (Cadena de emisoras sindicales). Es así como Arbide va consiguiendo esa independencia que le permite trabajar, con las manos libres y por sus propios medios, en el teatro, la radio y el periodismo. Ha encadenado la vida estudiantil y de aficionado con el mundo de la profesionalidad.
Hay que hacer notar que entonces no existía escuela de periodismo y que el carnet profesional era concedido tras haber desarrollado unos años de trabajo en un medio de comunicación sin que se hubiese planteado en ese tiempo ningún tipo de “problema”.
En la segunda parte de los años 60, Arbide inicia una frenética actividad en la cual alterna, en un principio, las responsabilidades contraídas con el SEU como Delegado de Actividades Culturales del Distrito Universitario de Sevilla, con la radio, el teatro y los primeros escarceos en el mundo del periodismo. Pero pronto habrá de desvincularse, también, del SEU.
(Para conseguir una mayor y más amplia panorámica de estos años, remitimos al lector a su libro “Sevilla en los 60”. Ver datos en Libros.)
Representación de "La Oca" de Pedro Muñoz Seca, con el
Cuadro de Acción Católica en Tetuán. 1957
Arbide en 2002, época de su primer libro.
Alguien le llegó a comentar en cierta ocasión, que de haberse dedicado exclusivamente a cualquiera de aquellas actividades habría llegado a triunfar plenamente en ella. El solía contestar que “amaba tanto y disfrutaba tanto con todas ellas, que era incapaz de abandonar ninguna y que, mientras pudiera, iba a seguir adelante con todas.”
En 1968, cuando el periodista Manuel Alonso Vicedo, procedente de Radio Vida, aterrizó en Radio Sevilla (SER), le hizo una oferta para dejar “La Voz del Guadalquivir” y pasarse a Radio Sevilla. Arbide sopesó la oferta y terminó rechazándola, porque aquel cambio iba en detrimento de su dedicación al teatro, que entonces era lo que más le interesaba y atraía.
También tuvo insinuaciones para marchar a hacer teatro a Madrid. Pero Sevilla le tiraba demasiado. Prefirió siempre ser cabeza de ratón a cambio de poseer una amplia capacidad de movilidad en una tierra que dominaba.
Y así continuó su andadura, con altos y bajos, entradas y salidas de empresas, éxitos y fracasos, pero consiguiendo llegar hasta el día de hoy dedicándose, solo y exclusivamente, a lo que siempre ha sido su pasión absoluta: fabricar cosas para que las disfruten los demás.
